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Adopción: construyendo identidad

Para un niño adoptivo conocer su origen, su propia historia anterior al encuentro con su familia adoptiva, es fundamental para construir su identidad.

La ley de adopción Nº 24.779 plantea dos puntos básicos respecto al derecho a la  identidad. El  art. 321 propone el compromiso de los adoptantes a dar a conocer al niño adoptivo su realidad biológico. El art. 328 otorga el derecho al hijo  adoptivo a partir de los 18 años a leer su expediente de adopción e informarse de los datos sobre su origen. Esos son los dos puntos donde explícitamente la ley hace referencia a la necesidad y al derecho del niño a ser informado sobre su origen.


Construyendo identidad


La construcción de identidad de una persona es un proceso lento que tiene su inicio en la concepción, porque ya a partir de ese momento hay una cierta idea de la pareja de cómo será su hijo y ya hay algo que se deposita en el futuro ser humano: expectativas, anhelos, deseos, temores, etc. Cuando el niño nace, todo esto es trasmitido a través de lo que los padres desde un primer momento le dicen, de cómo se lo dicen y de qué le cuentan.
 
Si de adopción se trata,  ya cuando los padres reciben al niño y comienzan a construir un relato sobre cuánto lo esperaron, cómo  hicieron para llegar hasta él, y todo lo que transitaron, están creando los cimientos de la identidad de ese niño. Todo lo que aluda al relato del encuentro, desde lo más simple hasta lo más complejo -que suele darse cuando el niño crece-, tiene que ver con la identidad.
 
La identidad también está vinculada con lo que el niño ve, recibe, observa de sus padres. Porque de qué sirve que le digan que la adopción es algo maravilloso, que los hace felices, cuando por ejemplo no se animan a transmitírselo a la familia o se avergüenzan de esta situación ante otros. La transparencia con que los padres hablen progresivamente de su origen, la permeabilidad y comodidad que sienta el niño para preguntar sobre sus raíces, y el hecho de que le transmitan que no sólo él es adoptivo sino que toda la familia lo es, ayudará a que el niño tenga una base sólida donde apoyarse y reconocerse.
 
Hay una parte de la historia de un niño adoptivo que debe ser narrada por los padres aunque no la hayan protagonizado. Ellos tienen que contarle que hubo un origen previo a su encuentro, del que no participaron. Esta ausencia de vínculo en el nacimiento de ese niño, la presencia de una madre y un padre biológicos, también es parte de la identidad.

Por supuesto que es muy importante hacerlo con palabras acordes a la edad del niño, sin darle información excesiva que no sea constructiva y sin atiborrarlo de datos irrelevantes que no pueda entender.

 
Los padres adoptivos y sus miedos
 

Es fundamental que los padres cuenten con espacios de contención, de asesoramiento, en principio para mitigar un poco las dudas, las angustias o los temores que muchas veces implica hablar del tema del origen con sus hijos, y en segundo lugar para poder evaluar qué dicen, qué es lo que quieren decir y en qué momento quieren hacerlo.
 
A veces hay información que no es constitutiva para la identidad y que puede hacerle daño al niño, por eso conviene preguntarse antes qué transmitir y qué no. Pero a su vez no hay que esperar a que el niño pregunte acerca de su origen, sino contarle de manera natural, desde el momento mismo del encuentro, cómo se encontraron, cómo se buscaron, porque esa historia es parte de esta familia adoptiva.
 
Los temores más frecuentes que pueden presentar los padres adoptivos tienen mucho que ver con el vínculo y con el origen del niño: temor a que el vínculo adoptivo no sea lo suficientemente sólido, a que el origen sea una añoranza fuerte y los niños deseen regresar a ese origen, a que en la adolescencia haya confrontaciones y no los reconozcan como padres, entre otros. Pero estos temores no deben entorpecer el compromiso que asumieron estos padres para con su/s hijo/s adoptivos.

Lo importante es poder poner esos miedos en interrogación, que puedan hablar con profesionales especializados para saber donde está lo irracional y lo racional de esos miedos, para contar con mayores recursos para la crianza y evitar sufrimientos autogenerados.
 
Es importante asesorarse, prepararse, es decir, formarse para afrontar situaciones que tienen que ver con la adopción, porque si uno no vivió en una familia adoptiva, esta constitución familiar será  novedosa y carente de experiencia previa. Compartir con otros padres en la misma situación y orientarse al respecto, siempre será de gran ayuda.


Asesoró: Graciela Lipski,
Directora de la Fundación Adoptare

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