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Bronquiolitis

La bronquiolitis es una enfermedad común respiratoria, que suele producirse en los primeros año de vida. Por lo general se trata de una enfermedad leve pero requiere de cuidados sobre todo en los lactantes y niños para que no se agrave.

La bronquiolitis es una enfermedad común respiratoria, provocada por una infección viral que afecta los bronquios mas pequeños denominados "bronquiolos", que llevan el aire a los pulmones. A medida que estas vías aéreas se inflaman, se obstruyen y se llenan de mucosidad, haciendo que al niño le cueste respirar.

Por lo general, la bronquiolitis se da en los dos primeros años de vida, con una mayor incidencia entre los 3 y los 6 meses. La concurrencia a centros para el cuidado de niños (guarderias) y la exposición al humo del cigarrillo también pueden aumentar las probabilidades de que un lactante desarrolle bronquiolitis.

La mayor parte de las veces se trata de una enfermedad leve, pero algunos lactantes enferman mas intensamente, empiezan a necesitar oxigeno y requieren internación.

Luego de curarse, los niños que han padecido bronquiolitis tienen más probabilidades de desarrollar asma en una etapa posterior de la vida, pero aún no resulta claro si la bronquiolitis provoca  el asma, o si los niños que finalmente presentaran asma simplemente eran más propensos a desarrollar bronquiolitis durante la lactancia.

La bronquiolitis suele ser provocada por una infección viral, generalmente el virus sincitial respiratorio (VSR). Otros virus asociados con la bronquiolitis incluyen el virus de la gripe y el adenovirus. Las infecciones que pueden provocar bronquiolitis son contagiosas.

Signos y síntomas


Los primeros síntomas de la bronquiolitis suelen ser iguales a los de un resfriado común: secreciones en la nariz y tos leve

Estos síntomas, que duran uno o dos días, son seguidos de un incremento de la tos y la aparición de un sonido sibilante (silbidos agudos al exhalar).

En algunos casos, se desarrollan gradualmente dificultad respiratorias más severa, marcadas por lo siguiente: con respiración poco profunda, rápida (60 a 80 veces por minuto), latidos cardíacos acelerados, hundimiento del cuello y el tórax con cada respiración, conocido como "retracciones" o "tiraje", aleteo de las fosas nasales, irritabilidad, con dificultad para comer y/o dormir.

Duración


Suele durar aproximadamente 7 días, pero algunas veces la tos y el moco pueden continuar durante semanas. Por lo general, la enfermedad llega a su pico en el segundo o tercer día después de que el niño comienza a toser y después desaparece en forma gradual.

Tratamiento


Afortunadamente, la mayoría de los casos de bronquiolitis son leves y no requieren tratamiento  especial. Los antibióticos no son útiles para tratar la bronquiolitis, porque es una infección viral. En algunos casos, se administran medicamentos parecidos a los que se usan en el asma (beta adrenergicos) para ayudar a abrir las vías aéreas del niño. Los corticoides orales o endovenosos no han demostrado ser efectivos y pueden ser peligrosos.

Los lactantes con problemas para respirar siempre deben ser evaluados por un médico. Los lactantes más enfermos pueden requerir internación  para ser controlados de cerca y recibir líquidos y oxígeno húmedo.

Rara vez, en los casos muy graves, se coloca a bebés en respiradores para ayudarlos a respirar hasta que comienzan a mejorar.

A la mayoría les alcanza con ser tratados en su hogar. El mejor tratamiento para la mayoría es tiempo para recuperarse y líquidos orales.

Sin embargo, quizá resulte complicado asegurarse de que un niño reciba suficiente líquido, porque los lactantes con bronquiolitis pueden no tener ganas de beber. Por lo tanto, se deben ofrecer líquidos al niño en pequeñas cantidades con mayor frecuencia que la habitual.

A fin de facilitar la respiración, muchos padres utilizan un vaporizador, o nebulizaciones, o baños de vapor. Durante los meses de invierno  el aire de la habitación del niño puede secarse por la calefacción; secando a su vez  las vías aéreas y hacer que la mucosidad sea más viscosa. Evite los vaporizadores directos con agua caliente ya que pueden provocar quemaduras.

En ocasiones, inclinar levemente el colchón del niño puede ayudar a reducir el esfuerzo por respirar. El uso de una perita o de un aspirador manual  y gotas nasales de solución salina pueden ayudar a mantener libre la nariz del bebé. Esto puede ser útil antes de alimentarlo y de dormir, siempre que el bebé lo tolere. Administre paracetamol o ibuprofeno (después de los 6 meses) si hubiera fiebre de mas de 38 C para bajar la fiebre y hacer que el niño esté más cómodo.

Cuándo llamar al doctor


Debe llamar al doctor si su hijo:

  •  respira rápidamente, en especial si esto va acompañado de retracciones o de silbidos
  •  si su hijo está más soñoliento que habitualmente
  •  si tiene mucha fiebre
  •  tiene una tos que empeora
  •  si tiene dificultad para comer
  •  si sus labios o uñas están azulados

 
No le dé ninguna otra medicina de venta al público sin antes consultar con su médico. No lo frote con ungüentos, ya que empeoran los síntomas.

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