Cenas fáciles para días difíciles

A la hora de la cena, la palabra “organización” es clave, porque si te organizaste bien, ese momento puede ser una oportunidad para relajarte y disfrutar de tu familia mientras que, si tenés que arrancar de cero a las siete de la tarde, cansada y con la heladera vacía, seguramente la cena será complicada más allá del plato que prepares.

Una primera idea es que uses el fin de semana para: hacer una lista de cinco cenas fáciles, dejes las cosas básicas compradas y, si te da el tiempo y las ganas, hasta avances con alguna receta que después solo tengas que sacar del freezer.

Tener verduras lavadas y/o cocidas en la heladera ayuda un montón, así como algo de latas y congelados en las alacenas. Una rica salsa para pastas en el freezer también funciona.

Y otro punto importante es pensar en la cena a la hora del desayuno: si le dedicás unos segundos, te vas a acordar de sacar del freezer el pollo a la cacerola que tenés congelado, pero si recién te acordás de esto a las ocho de la noche… ¡vas a tener que pensar en otro plato para la cena!

El camino de regreso desde el trabajo a casa es otro momento para aprovechar para hacer alguna compra sin tener que volver a salir una vez que te pusiste cómoda.

Ahora, algunas sugerencias para sacarte de apuros a último momento:

• Tartas: con una tapa de tarta y algunas opciones fáciles de relleno armás una comida en un ratito. Si querés podés completarla con alguna sopa instantánea o con una ensalada. La tarta puede ser: caprese; de jamón y queso; de muzarella y roquefort; de muzarella, salchichas cortadas en rodajitas, muzarella y mostaza; de muzarella y choclo congelado; sólo de espinaca congelada y huevo batido; de muzarella y anchoas; etc.
• Salpicones: para que puedas armarlo en el momento tenés que contar con verduras o carnes cocidas. Si no tenés nada a mano, de vuelta del trabajo pasá por el supermercado y comprá atún en lata, arvejas y choclo congelados. En la verdulería pedí unas zanahorias para rallar y unos tomates. Con eso alcanza.
• Pastas: hervir unos fideos es súper sencillo. Si tenés salsa en el freezer, la descongelás en un ratito en el microondas y si querés hacer una propuesta más saludable, rehogá en una sartén cebollas, ajíes y zapallitos con un poquito de oliva y listo. Podés hacer estos fideos tipo chino con lo que tengas a mano: brotes de soja, zanahoria rallada, berenjena y calabaza cortadas en tiritas, etc.
• A la plancha: un bifecito de carne o de pollo sale rapidísimo. No te olvides del puré de papa instantáneo que, si bien no es lo mejor del mundo, saca de apuros y deja contentos a los chicos. Un tomate al medio con aceite, orégano y sal también es suficiente guarnición.
• Si tenés milanesas de pollo o de carne en el freezer, las podés poner congeladas directamente en el horno.

• Un arroz también puede ser rápido y rico si le agregás lo que tengas a mano: un rehogado de las verduras que haya en la heladera, una lata de atún, huevo duro, restos de pollo trozados, un cubito para saborizar, arvejas, etc.
• Y las prepizzas sin duda sacan de apuros: o la comprás de pasada o las tenés en el freezer. Otra opción es amasarlas un fin de semana: hacer 12 y guardarlas en el freezer apiladas con separadores y ya con la salsita de tomate. Con 200/250g de muzarella por pizza podés armar un “mini pizza party” en un ratito: una Napolitana con rodajas de tomate, ajo picado y perejil, una Fugazzetta con cebolla rehogada en la sartén con oliva y orégano y, según cuántos sean a comer, otra de jamón y muzarella. Con lo que sobra, solucionás las viandas de los chicos para el otro día.

Ideas hay miles y, como verás, no es necesario caer siempre en los imanes de la heladera. Con un poquito de organización, ahorrás y además le ofrecés a tu familia una comida más sana.

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