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¿Cómo ayudar a nuestros hijos a rendir bien en la escuela?

El camino hacia un buen rendimiento escolar no comienza cuando los chicos empiezan primer grado, sino mucho antes, desde pequeños, con el aprendizaje de buenos hábitos y la organización.

Un buen rendimiento escolar depende mucho de los hábitos que adquiere el niño a medida que va creciendo, porque los buenos hábitos permiten, una vez que empieza el colegio, organizar y distribuir los tiempos para hacer las tareas, para estudiar, y para descansar.

Los hábitos se adquieren y se construyen desde muy pequeños, a partir de la repetición diaria y de la comprobación de los buenos resultados, y son los padres los encargados de ocuparse de que sus hijos adquieran este recurso fundamental para el rendimiento y el disfrute de su vida escolar.

En este sentido, la familia tiene una función trascendental en la vida educativa del niño, porque a través de la organización puede potenciar al máximo sus posibilidades y, con esta base, lograr un buen rendimiento escolar. Por el contrario, un ambiente familiar desorganizado hace difícil el orden necesario para cumplir con las responsabilidades que el niño va teniendo en las distintas etapas escolares.

 

¿Qué significa organizar?


Organizar significa administrar: administrar recursos, tiempo, energía, disponibilidad, atención, etc., para lograr los objetivos. Cuando los chicos cuentan con una buena organización, pueden estudiar en el espacio y en el momento adecuados, distribuyendo bien el tiempo disponible, contando con los materiales necesarios, aprovechando la atención y, de esta manera, optimizando sus recursos para lograr el mejor resultado posible.

También es importante en esta tarea revisar la metodología de estudio, la motivación y el compromiso emocional y actitudinal de los chicos frente a la escuela.

La motivación depende, en un inicio, de lo que los padres transmiten en cuanto a valores: la valoración que ellos hacen de la educación y la estimación que los chicos reciben de parte de los adultos.

Las familias que no subestiman las posibilidades de sus hijos, que los estimulan a superarse y celebran sus logros, que tienen una buena comunicación, que viven en un clima de relaciones cálidas y de respeto, que apoyan sus iniciativas y ayudan con una presencia activa, alientan a los chicos a tener una actitud de compromiso y responsabilidad natural frente a la escuela.

En esta tarea, el orden es el principal aliado, porque sin él, es muy difícil lograr una buena organización y, por lo tanto, adquirir buenos hábitos de estudio.

Es importante garantizar, entonces:

  • Tiempos en familia para compartir intereses intelectuales: lecturas, juegos, diálogos, y otros.
  • Que los niños tengan un lugar adecuado para hacer las tareas y estudiar.
  • Definir horarios de estudio, supervisar la tarea y lograr que se cumpla.
  • El diseño de métodos y técnicas de estudio.

 

¿Cómo  diseñar métodos y técnicas de estudio?


Las técnicas y métodos de estudio son herramientas que facilitan el estudio y el aprendizaje y ayudan a mejorar el rendimiento. Para saber cuál o cuáles le sirven, el niño deberá conocerlas y adoptar aquella con la que se sienta más cómodo y que le permita lograr su objetivo.

Es decir que el camino hacia un buen rendimiento escolar incluye que los chicos conozcan las técnicas de estudio, que pueden ser aprendidas en un corto plazo y que les servirán toda la vida.

Algunas de las técnicas más utilizadas son: el subrayado de ideas principales, el resumen, la elaboración de cuadros sinópticos y esquemas de contenidos, toma de apuntes, ejercitación, reglas mnemotécnicas (que ayudan a memorizar algo), entre otras.

Para evaluar una correcta técnica de estudio, debemos tener en cuenta:

  • Los conocimientos previos.
  • El interés en la materia.
  • Los recursos personales.
  • Los objetivos del trabajo.
  • El contenido.
  • El tiempo con el que se cuenta.
  • Los materiales.
  • La comprensión de consignas.
  • La planificación.
  • La evaluación.
  • La revisión.

 
En cuanto a la metodología, lo ideal es basarla en la comprensión, es decir, que el niño entienda lo que está estudiando, que memorice aquellos datos necesarios y que sea capaz de desarrollar un pensamiento crítico en base a lo estudiado.

Para construir un buen método de estudio, es recomendable que el niño pueda:
 

  • Organizar el material de trabajo y de estudio.
  • Jerarquizar el material por importancia en contenido y proximidad de fecha de entrega.
  • Conocer el propio ritmo y tenerlo en cuenta en la toma de decisiones.
  • Decidir el tiempo de estudio en forma previa.
  • Distribuir el tiempo disponible según los objetivos.
  • Comenzar por la tarea más difícil, aprovechando la energía y la motivación inicial.
  • Repasar contenidos y prácticas anteriores.
  • Evaluar los avances logrados.

 

Estas rutinas y hábitos ayudarán a que los chicos estén más preparados para enfrentar los desafíos y las exigencias que se presenten año a año en el colegio y puedan aprender de a poco, sin sobresaltos y bajo la mirada atenta de sus padres, a estudiar y a organizarse para rendir bien en el escuela.  

 

Asesoró: Lic. Marisa Russomando,
autora del libro Rutinas desde los pañales, editorial Urano

Niños Adolescentes Educación y estimulación Psicologia, educación y familia