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Dejando el pañal - Tomo I

Mamá se va a trabajar y papá trabaja en casa. Estas son las divertidas historias de aprendizaje de un padre y su hija*. Hoy: El baño de mujeres". "

Empiezo a escribir y ya me río solo, mi hija se acerca a ver de que me estoy riendo en la computadora. Pero no hay nada de su interés, me mira de reojo, como si le estuviera escondiendo algo. Enseguida, se me trepa y le empieza a pasar el dedo por la pantalla. Por suerte la compu, es más vieja que ella y no responde a sus comandos dactilares. Me pongo melancólico y pienso que tal vez ella nunca llegue a necesitar a aprender a usar el mouse.

Volviendo a mi recuerdo, me sonrío disimuladamente para no desconcentrarla mientras arma y desarma su rompecabezas del oso panda.

Cuando volvimos de nuestra escapada a la playa durante las fiestas, al llegar a casa pasaron tres cosas que me motivaron a decidir que era el momento ideal. No teníamos más pañales, no tenía ganas de salir a comprar y mi esposa tampoco. También hubo algunas señales que potenciaron la decisión; en la costa, compramos un pack de papel higiénico decorado con animalitos de colores que estaba de oferta y nos trajimos a casa los rollos que sobraron, otra motivación fue que ella ya retenía durante la noche desde hacía un mes, por otro lado también veníamos trabajando en una celebración en la que le mostrábamos que el popó del pañal se iba por el inodoro y empezó a avisar que había hecho. Pero insisto en que la razón principal fue que el plazo fijo de pañales se había diluido.

Una de las cosas que nunca pensé cuando estaba embalado en que dejara el pañal fue que iba a hacer cuando saliéramos a pasear solos con mi hija y me pidiera hacer pipí. (En realidad, sí lo pensé pero para otro escenario, que quedará para otro blog supongo)...

En nuestra primera salida solos desde que había dejado el pañal, fuimos a Buenos Aires a una exposición de dinosaurios. Todo muy lindo, hasta que me pidió ir al baño...

Previamente me había instruído en lo socialmente correcto para este tipo de situaciones.

Así que cuando me asomé tímidamente a un baño abarrotado de mujeres, asegurándome de que mi hija esté en primerísimo primer plano, susurré que mi hija necesitaba ir a al baño, que si no les molestaba que pasara con ella. Obviamente nadie me escuchó, entonces modulé mi voz en una mezcla de locutor-barítono y macho cabrío, y dije susurrando un poco más fuerte dirigiendo mis vocablos a la mujer con más edad dentro del baño:" Disculpe mi hija mujer(sic) necesita hacer pipí, ¿le molesta si paso con ella?.

La mujer me miró fijo y luego barrió su mirada a los ojos de las otras mujeres dentro del baño como buscando aprobación. Un silencio repentino evidenció que todas habían escuchado mi solicitud. La mujer lejos de comprometerse con mi situación me dijo: "Creo que que al fondo hay un baño desocupado... no sé..." y luego las palabras mágicas... "Pasá". Entré como burro de carrera, tratando de no fijar la vista en nadie, apurando el paso. Entré luego al cubículo con inodoro, cerré la puerta con el talón izquierdo mientras ayudaba a mi hija con el pantalón e inspeccionaba el inodoro. (Siento decir y espero que no se ofendan, (y espero que en el futuro algo me demuestre lo contrario), los baños de mujeres son tan sucios como los de los hombres).

Terminada la faena treinta segundos después, mi hija saludaba al pipí que se arremolinaba hacia un paseo largo y misterioso. Con la punta de la zapatilla abrí lentamente la puerta, pero un escalofrío me paralizó y cambió la expresión de mi cara, el baño estaba tan vacío que me sentí dentro de una película de terror. Cuando dejé de preguntarme cómo desaparecieron tan sigilosamente, avancé muy lentamente. Mientras le lavaba las manos a ella, por el espejo vi que una mujer que no pudo escapar a tiempo, me espiaba a través de la puerta apenas entreabierta de su cubículo. Cuando se dio cuenta que la estaba mirando, cerró rápido; fue mi excusa para salir apurando el paso. Por las dudas, tal vez por inundar mi adolescencia de películas de miedo, miré un par de veces hacia atrás y aceleré el paso, una vez más.

*Del Blog "Un día normal de un padre y su hija": Mamá se va a trabajar y papá trabaja en casa. Estas son las divertidas historias de aprendizaje de un padre y su hija.

Bebés Niños El papá y el bebé Rol paterno