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El sexo del bebé: ¿qué pasa cuando no es lo que esperábamos?, ¿está mal sentirse un poco decepcionada?

Sentir decepción e incluso algo de tristeza al enterarnos de que el sexo del bebé que esperamos no es el que imaginamos, es normal, pero puede hacernos sentir culpables.

Es totalmente normal en el embarazo desear que el bebé sea niño o niña y sentir frustración, decepción e, incluso, algo de tristeza si se confirma lo contrario a lo que queremos.

Si bien cada futura mamá tiene sus particularidades que influyen en la preferencia por uno u otro sexo, muchas fantasean con que el primer hijo sea varón y luego venga una niña para tener la "parejita". Si esto no ocurre, podemos ver nuestro modelo de familia "ideal” alterado.

También puede suceder que, siendo madres de otros niños, todos del mismo sexo, estemos buscando al varón o a la nena y que al no darse así tengamos que hacer un duelo frente a la realidad de que quizás nunca vayamos a ser madres de una mujer o de un varón.

Ante la decepción o la tristeza no hay por qué sentir culpa, lo importante es reconocer si detrás de ese sentimiento hay alguna razón emocional vinculada con nuestro pasado o simplemente una preferencia hacia determinado sexo.

Además, hay que saber que esto no determina lo que sentiremos hacia el bebé luego de que nazca, porque ese vínculo será totalmente nuevo, incluso distinto al que tenemos con el bebé aún en la panza.

Por otro lado, la maternidad es un acto de apertura a la vida que no siempre tiene diseñado para nosotras lo que deseamos. Cuando gestamos a un bebé hay factores que no podemos manejar y que debemos aceptar como vienen, y el sexo del bebé es uno de ellos.

 

El sexo del bebé y nuestra historia


Si por distintas razones vivimos alguna historia familiar compleja, dramática y dolorosa con algún varón, es probable que deseemos tener una niña porque en nuestra mente aún relacionamos el vínculo con el hombre como traumático. Lo mismo puede suceder si tuvimos una relación compleja, por ejemplo, con nuestra propia madre, lo que puede llevarnos a desear un hijo varón y tener miedo del vínculo que pueda generarse si tenemos una niña.

En estos casos, es fundamental reconocer lo que se siente, hablarlo y procesarlo, porque negarlo o taparlo puede llevar a situaciones más complejas durante la crianza.

Afortunadamente, cuando nace un niño, nace una relación que da la oportunidad de reparar y de no repetir los errores y eso es lo maravilloso de cada nueva vida, de cada nuevo vínculo: la posibilidad de crear algo nuevo entre dos.

Por ejemplo, haber sido maltratada por un hombre no implica necesariamente ser maltratada luego por un hijo varón. Muy por el contrario, el desafío personal en este caso es cómo criar varones amorosos con las mujeres. Para lograrlo, es necesario procesar lo sucedido anteriormente.

Superar la sensación de desilusión conlleva un tiempo de trabajo de duelo y ese tiempo depende de cada futura mamá y de su propia historia. Lo importante entonces es hablarlo, reconocerlo, y en caso de no poder manejarlo, pensar en la opción de consultar con un terapeuta.

Asesoró: Lic. Ivana Moyano, Psicóloga,
especialista en maternidad y puerperio. Puericultora.
Autora de Volvernos Padres

Embarazo Mujer, pareja y familia