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El sueño en el embarazo: primer trimestre

Los problemas para conciliar el sueño son muy comunes durante el embarazo, sobre todo al comienzo y hacia el final de esta etapa. Te contamos a qué se deben y qué podés hacer para dormir mejor.

El sueño en el primer trimestre


Durante el primer trimestre de embarazo los cambios internos son tan intensos que es normal sentirse rara aunque no haya nada que lo demuestre exteriormente. El cansancio profundo es uno de ellos, y si bien hay futuras mamás a las que este agotamiento las ayuda a conciliar rápidamente el sueño por las noches, a otras este cansancio las sorprende, pero solo durante el día.

Dar vueltas y vueltas en la cama, a pesar de haber pasado un día entero entre bostezos y más bostezos, es muy común y se debe al aumento de la progesterona, una hormona que tiene efecto tranquilizante y que a la vez puede interferir en el sueño durante las noches.

Otros de los efectos hormonales en el primer trimestre son la acidez, que también puede interferir en el sueño nocturno, y una mayor sensibilidad en los pechos que puede afectar la postura para dormir. Las mujeres que están acostumbradas a dormir boca abajo pueden encontrarse más molestas en esta etapa. Lo ideal en estos casos es tratar de empezar a acostumbrarse a dormir del lado izquierdo, que es el más recomendado por los médicos, ya que optimiza el funcionamiento de los riñones y de la circulación ayudando a eliminar residuos y fluidos y a que el bebé reciba los nutrientes necesarios.

Otra de las molestias que provoca un sueño alterado es las ganas de orinar más seguido. Como los riñones están funcionando más de lo normal para filtrar un mayor volumen de sangre (en el embarazo el volumen de sangre aumenta de un 30 a un 50%), se genera más orina y esto hace que la futura mamá necesite ir al baño más seguido.

 

¿Cómo recuperar el sueño ante tantos cambios?


Aunque los factores mencionados no se pueden evitar, hay maneras de mejorar el descanso, adoptando nuevos hábitos:

  • En lo posible, aprovechar distintos momentos del día para hacer una siesta sin culpa.
  • Irse a dormir y levantarse a una misma hora cada día.
  • Ingerir la cantidad de líquido necesaria durante el día, evitando tomar mucho al atardecer y en la cena, y evitando las bebidas con cafeína (café, té, bebidas cola, etc.), sobre todo al anochecer.
  • Realizar cenas livianas, evitando las comidas pesadas, muy picantes o saladas.
  • Hacer, al menos, 30 minutos de actividad física durante el día (siempre que el médico haya dado el visto bueno), evitando horarios de tarde o noche para realizarlas.
  • Darse un baño relajante antes de dormir
  • Levantarse de la cama si el sueño no llega, no mirar el reloj a cada rato y despejar la mente leyendo, escribiendo o haciendo otra tarea tranquila hasta que el cansancio nos supere. 
  • Para evitar la acidez, elevar la cabecera de la cama al menos 10 o 15 cm. con almohadas o poniendo bloques de madera o guías de teléfono viejas debajo de las patas. Esto evitará el reflujo y colaborará con la digestión.
  • Para bajar el nivel de estrés, anotarse en clases de yoga o relajación para embarazadas (siempre consultando previamente con el médico)
  • Si los miedos o la ansiedad son las causas de noches en vela, una clase de preparto puede ayudar a apaciguarlos. Charlar sobre lo que nos preocupa y compartir estos miedos y ansiedades con otras embarazadas y un  profesional, puede ayudar a tranquilizarnos y recuperar el sueño perdido.


Ver El sueño en el embarazo: segundo trimestre / El sueño en el embarazo: tercer trimestre

 


Asesoró: Dr Patricio Ehrman, Médico Ginecólogo
Obstetra Sección Uroginecología
y Cirugía Reconstructiva del Hospital Universitario Cemic
 

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