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Escuela mixta, ¿sí o no?

A pesar de que hoy en día las escuelas argentinas son mayoritariamente mixtas, el debate acerca de la conveniencia de juntar o separar nenas y nenes aún genera dudas. ¿Es mejor la escuela mixta o de un solo sexo?

A pesar de que hoy en día las escuelas argentinas son mayoritariamente mixtas, el debate acerca de la conveniencia de juntar o separar nenas y nenes aún genera dudas.

Algunos padres todavía piensan que las escuelas de un solo sexo ofrecen alguna ventaja. Probablemente, quienes piensen así hayan ido a escuelas de un solo sexo y no se hayan sentido perjudicados por ello. Y también es probable que hayan aprendido a leer y a escribir con métodos del tipo "Mi mamá me mima" y tampoco piensen que fue negativo. Sin embargo, los especialistas en educación han debatido sobre ésos y sobre muchos temas más y se ha descubierto que lo que se hacía con la mejor intención, no era exactamente lo mejor para los chicos.

Por ejemplo, se pensaba que si se les presentaba a los alumnos de a una letra por vez, esto les simplificaba las cosas, pero después se supo que esto confundía y complicaba la adquisición de la lecto-escritura porque los chicos aprenden a leer y escribir en contacto con todo el material escrito que circula en la sociedad en la que viven y eso, claro está, no se presenta ordenado ni dosificado.

También se pensó que era mejor separar a los chicos por sexo a la hora de llevarlos al aula, generando una situación completamente antinatural, porque en sus contactos sociales los chicos, por supuesto, comparten juegos y actividades con pares del otro sexo sin que esto cause ningún perjuicio. Por el contrario, hoy se sabe que la diversidad –en lugar de la homogeneidad que se consideraba positiva- es lo que les permite a los alumnos aprender a convivir con las diferencias, conocer otras realidades, ponerse en el lugar del otro, ser más empáticos, más solidarios y tolerantes. La escuela mixta es claramente positiva para el desarrollo de la personalidad y de la socialización de los alumnos.

Separar a los chicos por sexo lleva implícita una discriminación, una diferenciación de intereses y capacidades que realmente no existe y que hoy muchas veces se da por superada, aunque quedan resabios en las escuelas y en otros ámbitos. Por ejemplo, una escuela mixta pero que ofrece fútbol para varones y expresión corporal para las nenas no ha logrado desprenderse del todo de esta idea anticuada de división de sexos, excepto que las dos actividades estén abiertas para quien sea que quiera realizarlas. ¿Creen que ningún varón va a querer hacer expresión corporal? ¿O que ninguna nena va a querer jugar al fútbol? No hay que estar tan seguros.

En los salones que proponen festejos de cumpleaños infantiles también suele plantearse: "las nenas en esta pared, los nenes en la de enfrente". Las competencias de un sexo contra otro o los juegos diferenciados –baile para las chicas, pelotero o fútbol para los varones- son una clara expresión de la vigencia de esta discriminación genérica.

Volviendo al aula, los que piensan que el hecho de que chicas y chicos estén juntos los va a hacer "distraerse", o que existen diferencias en el modo de aprender, pueden quedarse tranquilos: por un lado, las encuestas de Evaluación de Calidad Educativa dicen que la diferencia en el rendimiento de varones y mujeres es irrelevante estadísticamente y, por otro lado, sería simplista pensar que el único motivo de distracción de los chicos son las chicas y viceversa. De hecho, cuanto más acostumbrados están a compartir espacios con el otro sexo, menos novedoso resulta y, por lo tanto, menos distrae.

Educación y estimulación