Pasar al contenido principal

La cabeza del recién nacido: características y cuidados

La cabeza del bebé recién nacido tiene características que debemos conocer para cuidarla y también, para no preocuparse.

Todos los bebés recién nacidos tienen en su cabecita zonas blandas llamadas fontanelas, de las cuales dos se pueden percibir con solo pasar la mano:

  • La  fontanela anterior (también conocida como “mollera”), que se ubica en la parte superior de la cabeza, es la más grande, tiene forma de diamante y puede medir entre 2 y 7,5 cm de ancho.
  • La fontanela posterior, que está en la parte de atrás de su cabecita, tiene forma de triángulo, es más pequeña y, por lo general, menos notoria. 
  • Y las dos laterales, ubicadas justo detrás de las orejas y que no se pueden percibir al tacto.


Estos espacios blandos en el cráneo del recién nacido son absolutamente normales y permiten que su cerebro pueda crecer más rápido de lo que van creciendo los huesos durante el primer año, además de permitir -durante un parto vaginal- que la cabeza se moldee para pasar por el canal de parto.

Los adultos a cargo pueden sentir temor o impresión al tocar estas zonas blandas o miedo a que se golpeen, pero a pesar de que no cuentan con una capa ósea, están bien protegidas ya que la membrana que las recubre es dura y difícil de penetrar, tanto que en algunos casos muchos padres pueden pensar que ya se cerraron.

También es posible percibir que la fontanela superior “late”. Este movimiento es muy normal y es reflejo del latido cardíaco.

Las fontanelas desaparecen a medida que se cierran los huesos del cráneo. La posterior y las laterales desaparecen alrededor de los 6 meses y la anterior, y más grande, entre los 12 y los 18 meses.

En cada revisión médica el pediatra se encargará de controlarlas y de medir la circunferencia de la cabeza del bebé para asegurarse de que su crecimiento sea normal.

 

Cuidados


El cuidado de la cabeza es muy importante porque el recién nacido no tiene fuerza suficiente en el cuello para sostenerla por sí mismo, debido a que los músculos de esta parte del cuerpo todavía no están completamente desarrollados. Entonces, al alzarlo hay que sostener su cabecita y cuello para que no caiga hacia un costado o hacia atrás.

Deben evitarse movimientos bruscos o sacudidas porque pueden provocar lesiones en la cabeza del bebé.

 

La forma de la cabeza luego del parto

 

El cráneo de los bebés tiene placas óseas blandas con la capacidad de comprimirse o superponerse para poder pasar por el estrecho canal de parto.

Por esta razón, si el bebé nació por un parto vaginal, su cabeza puede verse deformada (alargada, ovalada o con forma de cono) ya que durante el trabajo de parto los huesos del cráneo se moldean y superponen parcialmente para pasar por el canal.

Esta forma, que a veces puede resultar impactante, va desapareciendo a lo largo de los primeros días de vida, cuando los huesos del cráneo se van redondeando.

La cabeza de los bebés que nacen por cesárea o en un parto de nalgas –en el que las nalgas o los pies salen primero- por lo general no presentan cambios y se ven redondeadas.

Moretones e hinchazón en la cabeza del recién nacido

 

Inmediatamente después de un parto vaginal, es común que se presente un poco de inflamación o hematomas en el cuero cabelludo del bebé, debido al descenso por el canal de parto.

Por lo general, la inflamación es más notoria en la parte superior de atrás de la cabeza y médicamente se le llama “caput” (forma resumida de caput succedaneum).

Cuando se producen hematomas en la cabeza del bebé durante el parto, el resultado puede ser un área más blanda, que se conoce como cefalohematoma.

Tanto la inflamación como los moretones suelen ser inofensivos y desaparecer por sí solos durante los primeros días o semanas de vida, pero pueden determinar que el bebé tenga una ictericia más pronunciada en la primera semana de vida.

 

Plagiocefalia o cabeza achatada

 

Otra característica que puede presentar la cabeza del bebé recién nacido es una deformación posicional, producto también de la suavidad de su cráneo. La parte de la cabeza que siempre apoya sobre el colchón cuando el bebé duerme puede achatarse, y a esto se le llama plagiocefalia.

Esta deformación no produce ningún daño en las funciones cerebrales o del desarrollo ya que es algo externo y suele solucionarse naturalmente.

Como al dormir el bebé siempre debe estar boca arriba, para prevenir la plagiocefalia hay que tratar de acostarlo alternando el lado sobre el que se apoya su cabeza: siempre acostándolo boca arriba, pero un día con la cabeza apoyada sobre su lado derecho y al día siguiente sobre su lado izquierdo. Cuando está despierto podemos colocar juguetes llamativos o móviles a un costado y también hablarle de ese lado de manera que gire su cabeza hacia lo que le llama la atención.
 

Problemas en las fontanelas

 

Un cierre prematuro de los huesos craneales (que es muy raro) puede indicar una condición conocida como craneosinostosis. Si bien sus causas se desconocen, podría tener que ver con razones genéticas. En estos casos, la cabeza del bebé tiene una forma anormal y, dependiendo del diagnóstico, el médico puede optar por una cirugía para permitir que el cerebro siga creciendo.

Fontanelas más hundidas de lo normal o hinchadas pueden ser síntoma de deshidratación o meningitis. En ambos casos es importante consultar de inmediato al médico.

Cambios en el cabello del bebé


Al nacer, la cabecita del bebé está recubierta de cabello (algunos nacen con más, otros con menos o casi nada), que lo ayuda a mantener la temperatura, y es normal que este pelo se vaya cayendo por partes para ser reemplazado más adelante por uno nuevo.

Esto se debe a que el pelo que traen desde la panza se suele tornar muy fino, y a medida que cae va siendo reemplazado por uno más fuerte, que es el “definitivo”.

Tanto el color como las características del cabello del recién nacido pueden variar a medida que va creciendo. 

 


Asesoró: Dr. Guillermo Goldfarb, pediatra.

Bebés El recien nacido Salud del Bebé