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La infidelidad en el amor adolescente

La infidelidad es una de las cuestiones que más atormentan hoy a las relaciones de pareja. Tal vez por una mayor exposición o por la euforia de vivir probando cosas nuevas, pero – sobre todo en la adolescencia – cuesta creer que exista la fidelidad.

En tiempos de enaguas y sombreros, nadie se preguntaba si el caballero luego de cotejar a su dama se iba de copas con otras mujeres por ahí. No porque no lo hiciera, sino porque constituía, tal vez, un tema tabú del que nadie se hacía responsable.

En la actualidad, en cambio, la infidelidad es un asunto a la orden del día, del cual muchos hasta se hacen cargo sintiendo más orgullo que vergüenza. Porque la popularidad de la sociedad moderna está más ligada a apariencias que sentimientos, y caer en la tentación resulta más sencillo y satisfactorio.

Si bien la fidelidad es un concepto distinto según la etapa en la que se está viviendo la relación, hay parámetros que demarcan la infidelidad como una sola: el hecho de colocar al otro en la categoría de objeto y no de sujeto y/o el temor al compromiso, a involucrarse sentimentalmente con una sola persona.

Sin embargo, la infidelidad podría categorizarse – en la adolescencia – más como una búsqueda personal, con conocerse a uno mismo, y no tanto con la traición que representa hacia el otro.

Por supuesto que las relaciones adolescentes tienen varias subcategorías y no siempre el concepto de fidelidad queda implícito. Es por esto que tal vez, en esa etapa, los “cuernos” sean un asunto cotidiano, aunque no por ello deba ser menos doloroso para quienes lo padecen.

La infidelidad, entonces, podría definirse a esa edad como una transgresión a las reglas pautadas, a un paradigma de éxito y logro porque “cuanto más tengo más soy”, y por el innegable encanto de hacer aquello que no se debe.

Pero lejos está el machismo del siempre hombre infiel, hoy las mujeres – dueñas de motivaciones propias – tienen permiso social para comportarse prácticamente igual que los hombres, y esto incluye tener más de un amor, para dolor de cabeza de los padres cuya adolescencia fue de características muy diferentes.

Entre relaciones efímeras y otras más comprometidas, lo cierto es que la infidelidad muchas veces deja secuelas que condicionan las relaciones futuras. Por esto es importante crecer fortaleciendo la seguridad en uno mismo y vivir cada relación independientemente de lo que fueron las anteriores.

 

Asesoró: Lic. Alejandra Libenson, Psicopedagoga, Psicóloga,
especialista en crianza y vínculos, autora del libro: “Criando hijos, creando personas”.