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Las burlas

A partir de los 3 años de edad es esperable que surjan bromas y burlas entre los chicos desde edades pequeñas. ¿Qué debo hacer si mi hijo sufre constantemente las burlas y bromas de otros compañeros?

En el nivel inicial es esperable que surjan bromas y burlas entre los chicos desde edades pequeñas, más específicamente a partir de los 3 años de edad. Los niños comienzan a entender cuáles son los efectos y consecuencias de cada uno de sus actos, por lo tanto también comprenden el significado de las bromas pesadas y la angustia o el daño que pueden causarle a sus compañeros.

Las bromas o burlas son bastante comunes entre los chicos del jardín, aunque en la mayoría de los casos se trata de chistes del momento sin mayor trascendencia, lo cierto es que es necesario abordar este tema en la sala con el grupo total cuando este comportamiento resulta recurrente o establecido dentro del grupo de pares.

Esta temática es necesaria y sumamente importante abordarla desde la escuela, como así también conjuntamente con la familia de los involucrados.

  • ¿Qué debo hacer si mi hijo sufre constantemente las burlas y bromas de otros compañeros?
  • ¿Debo enseñarle a defenderse con agresiones físicas ante estas circunstancias para que no sufra?
  • ¿Debo intervenir en estas situaciones o debo dejar que se arregle solo en el jardín con su maestra?

Todas estas preguntas son lógicas y merecen ser tenidas en cuenta para su profundización y desarrollo.

Lo primero que debemos hacer es conversar con el niño para que pueda poner en palabras, a su manera, cuál es la situación que está viviendo en la escuela, cómo lo afecta eso, qué hace él al respecto, a quién recurre para que lo ayude, etc.

A partir de ahí, nos será más fácil comprender el alcance de esta situación.

A veces son situaciones aisladas que se generan en un grupo de pares en un determinado momento y eso no quiere decir que el niño en cuestión constantemente sea agredido o burlado, sino que son chistes pasajeros. Muy distinto es evaluar la situación y las circunstancias en que se suscita la misma, y analizar si es recurrente, si siempre es el mismo chico el que inicia estas conductas, etc.

La familia debe estar abierta a prestar su colaboración a la escuela para intentar resolver el problema, ya que de otra manera la situación se verá insostenible para el niño burlado y esto le provocará deseos de no concurrir más al jardín, se sentirá triste, acongojado, no querido dentro del grupo, etc.

Es importante que el docente esté acompañado por la institución, que colaboren con él en la observación del grupo total, y de los niños individualmente, para poder realizar un breve diagnóstico de la situación áulica que se vive cotidianamente en esa institución y en esa sala en particular. En muchas ocasiones la figura que aparece allí para acompañar al docente es la del psicopedagogo como observador participante, como mediador de los conflictos que aparecen dentro del grupo e interviene de una manera más objetivo poniendo muchas veces en palabras detalles y acontecimientos que al resto de los involucrados de les escapan.

Otros temas que pueden surgir dentro de la sala del jardín está relacionado con las características personales de cada uno de los chicos, en cuanto a su carácter, su temperamento, su timidez, etc.

Muchos chicos se muestran sumamente extrovertidos en el momento de tener que participar verbalmente dentro de la sala, para explicar un tema, para realizar preguntas, para formular hipótesis, etc. En cambio muchos otros chicos permanecen en silencio, retraídos ante esta irrupción de sus compañeros, evaluando la situación, procesando la información, sin poder tomar la palabra frente al grupo total.

Estas situaciones que suelen generar en los chicos determinadas conductas agresivas, verborrágicas, aislamiento, etc., deben ser trabajadas dentro de la sala con el grupo total. Es necesario observar a los chicos, acercarse a ellos, conversar individualmente para lograr detectar qué están pensando, como se sienten frente al hecho de ser siempre los que permanecen callados observando, si en realidad lo hacen porque lo prefieren así, o en verdad les gustaría participar pero los demás no le dan la oportunidad de hacerlo ya que siempre toman la palabra sin respetar turnos, ni momentos particulares.

Es importante que el docente trabaje con estos chicos particularmente, en pequeños grupos brindándoles la posibilidad de sentirse más confiados y seguros al tomar la palabra, y que no se sientan juzgados cada vez que deseen emitir su opinión.

Y con el resto del grupo es sumamente necesario que se tomen medidas en cuanto a sugerir nuevas maneras de participación, darle la oportunidad a los demás de opinar, aprender a escucharse, respetar los puntos de vista y opiniones ajenos, abrir el debate, etc.

El respeto por el prójimo, por el otro que es igual a mi, tiene mi misma edad pero puede pensar diferente y puede ser totalmente válido también su pensamiento, poder compartir actividades y propuestas en pequeños grupos para de esta manera introducir nuevas dinámicas en el grupo. Si existen roles predeterminados dentro del grupo, de esta manera les facilitaremos el intercambio de roles, fomentaremos la participación, el trabajo en equipo, cada uno desde sus aptitudes e intereses podrá aportar ideas y soluciones para desarrollar una tarea conjunta.

Estas temáticas aunque no resulte fácil de entender comienzan a surgir a edades muy tempranas en el Nivel Inicial y continuarán suscitándose a lo largo de la primaria y secundaria, es por eso que es nuestra obligación poder detectarlas tempranamente para que los niños que están involucrados adquieran herramientas para poder adquirir confianza en sí mismos y alcanza los logros que desean de la mejor manera sin sentirse perturbados, agredidos, aislados.

Niños Psicología del niño y la familia