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Maridaje de vinos y comidas

Dicen que hay un vino para cada momento y para cada persona. Pero sobre todo, hay un vino para cada comida. Comer y beber siempre fueron placeres pero el arte de combinar comida y vino es un fenómeno relativamente nuevo.

¿A qué se llama maridaje?

El término maridaje proviene del francés “maridage” que en su origen refiere a la idea de unión o “casamiento”. Con la generalización de su uso, “maridaje” se comenzó a aplicar al proceso o arte de “casar” o unir elementos, principalmente para referirse a la combinación de comidas y vinos, ya que es esta la bebida alcohólica básica en nuestras mesas.

La finalidad del maridaje es combinar las cualidades del vino con los ingredientes de la comida para lograr una armonía entre los sabores. Una unión es exitosa cuando logra potenciar lo mejor de cada una de las partes, es decir, cuando el vino que elegimos es el que mejor acompaña a nuestro plato, cuando ambos se respetan y se mejoran.

“Maridar” es hacer de esa combinación una experiencia extraordinaria, superior a la de las partes por sí solas. Y el objetivo de mínima es que ellas “se respeten”, es decir que ninguna de las partes anule, perjudique o eclipse a la otra.


¿Cuáles son las normas básicas del maridaje?

A la hora de pensar una combinación, generalmente se parte de la comida y en función de ella se piensa en cuál es el vino que mejor “marida”. No es habitual (aunque sí posible) que se haga a la inversa. Para decidir sobre esa unión existen dos conceptos básicos: estructura y permanencia.

La estructura tiene que ver con el volumen y el nivel de grasa que contiene un alimento. Y la permanencia hace referencia al tiempo que persiste el sabor del vino en la boca.

Una buena combinación debe equilibrar el sabor y la consistencia tanto del vino como de la comida.

La consistencia de un plato debe ser contrapesada con la del vino. Ejemplo: un pescado con una salsa blanca ligera se puede combinar con el cuerpo más espeso de un Chardonnay.


¿Por qué es importante el maridaje?

El maridaje está al alcance de todo el mundo. Y los amantes de este arte aseguran que si no se lo tiene en cuenta, se puede arruinar el placer de comer y de beber.

El maridaje permite armonizar los elementos y disfrutar del momento. Si uno presta atención, se pueden respetar las recomendaciones. Lleva tiempo adquirir algunos criterios, y es conveniente poner la cabeza en cada momento, en cada experiencia, para empezar a saber qué le gusta a una misma.

Por eso es muy importante el registro de experiencias sensitivas, y la adquisición de herramientas que nos permitan después disfrutar. Hay que aprender a entender el propio paladar. De esto se trata.


Combinaciones clásicas de maridaje


Si bien en temas de vinos y comidas lo que prima es dejarse llevar por lo que a uno le gusta, existen algunas recomendaciones “clásicas” sobre el mejor modo de combinarlos. Aprender estas “reglas básicas” puede ser la clave para obtener una combinación que resulte exitosa:

  • Combinar vinos blancos con pescados y mariscos
  • Combinar vinos tintos con carnes rojas, quesos y pastas
  • Beber vinos blancos antes que los tintos
  • Combinar la acidez de la comida con la del vino
  • Combinar los vinos rosados y fríos con comidas ligeras
  • Los vinos dulces son ideales para acompañar los postres

El equilibrio entre comida y vino es fundamental, si de placeres se trata. Para ello hay que entender la potencia de cada cosa y  hacer el ejercicio de pensar en un equilibrio entre el plato y el vino.

Asesoró: Inés Mendieta, Sommelier
Directora de Casa Coupage