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¿A partir de qué edad los chicos pueden ir solos al médico?

Hay una edad en la que es normal que los chicos quieran estar solos en la consulta o incluso ir sin que los acompañemos. ¿Tengo que acompañarlo igual o debo respetar su decisión?

Si bien en la preadolescencia y adolescencia las consultas al médico son más esporádicas que de chicos, es importante que sigan yendo de manera regular para controlar su salud. Y a diferencia de cuando los llevábamos de pequeños, a esta edad es normal que quieran estar solos durante parte de la consulta (con sus padres esperando afuera) o incluso ir sin que nadie los acompañe.

En este sentido, por un lado cuentan con leyes que los amparan: a partir de los 14 años, en la Argentina, los chicos pueden ir solos a la consulta médica sin necesidad de que sus padres se enteren (a menos que se trate de algo grave para su salud) e incluso dar su consentimiento para tratamientos médicos o recibir recetas de medicamentos o anticonceptivos, realizarse estudios indicados, etc.; antes de esa edad, el médico tiene la obligación de informar a un adulto responsable acerca de la consulta y convocarlo para que autorice tratamientos, estudios o para recetarle medicamentos al chico.

Por otro lado, como padres es importante respetar su decisión y su intimidad. La consulta médica es un espacio confidencial y privado, y como tal los adolescentes tienen derecho a manifestar su deseo de ir acompañados o no. Nosotros debemos escucharlos y en todo caso conversar con ellos, planteándoles por qué nos gustaría acompañarlos. A su vez, el médico debe acordar con su paciente los momentos a solas y los momentos compartidos con la familia o acompañantes, respetando su privacidad. También es conveniente que le explique de qué se trata el secreto profesional y su alcance, ya en las primeras consultas.

Más allá de que lo acompañemos o no, a esta edad es bueno que el chico pueda hablar con el médico y responder sus preguntas sin intervención del adulto que lo acompaña, para que se establezca un vínculo de confianza y puedan recurrir a él cuando lo necesiten.

Hay familias que mantienen al pediatra de toda la vida, si las dos partes se sienten cómodas, y otras que deciden buscar a un nuevo médico que se especialice en atención integral de adolescentes y jóvenes. Lo importante es que se trate de un profesional capacitado, que conozca los cambios propios de esta etapa y del crecimiento y desarrollo del cuerpo, así como que esté atento a aspectos emocionales, familiares, sociales y sexuales. Que el chico tenga empatía con el médico y se sienta escuchado, es clave.

Adolescentes Psicologia, educación y familia Salud en adolescentes