Pasar al contenido principal

¿Qué música es mejor para el bebé en la panza?

Ante la pregunta “¿Qué música le pongo a la panza?”, vale repreguntarse “¿Cuál es el sentido que tiene para mi ponerle música al bebé?”

Antes de comenzar a hablar sobre los tipos de música que son más adecuados para ponerle a la panza, vale aclarar dos conceptos que son muy importantes: el primero de ellos es que “la música no cura”, y el segundo es que “tampoco hace milagros”.

Una canción no va a mejorar un problema pulmonar, ni a quitar una varice de una pierna, ni hará que un bebé sea capaz de leer o tocar el piano al nacer. Si bien hay estudios científicos que hablan de los efectos que tiene la música sobre el organismo de los seres humanos, se sabe que ella por sí misma no alcanza para curar las enfermedades.

La música es una excelente herramienta, que bien utilizada en un proceso terapéutico, favorece enormemente a la reducción de los síntomas. La música, o mejor dicho, la experiencia musical, se transforma en un puente que nos permite transitar una situación complicada  para llegar a un lugar de mayor salud.

En relación a la estimulación del bebé con la música, esta actividad aumenta y favorece las conexiones neuronales, ampliando las redes que se entretejen entre ellas. La información se incorpora de manera imperceptible, poco a poco, pero no solo es lo que se oye, sino aquello que recibe a través de su madre, ya que las emociones de la madre liberan sustancias llamadas hormonas a la sangre, que el bebé recibe a través del cordón umbilical, más allá de que su aparato auditivo capte o no los sonidos de la música que suena.

Desde el punto de vista del bebé, la sensación materna, sumada al estímulo que proporciona la música, crean la experiencia musical que hace que el pequeño vaya relacionando el estímulo musical con la sensación que le fue transmitida. Ya con la repetición del estímulo, quedará una impronta que hará que esa música en especial le traiga la presencia materna, cada vez que la escuche. En pocas palabras: el bebé asociará la música con la sensación agradable que le fue transmitida previamente.

Toda esta experiencia no hará que el pequeño sea un virtuoso pianista al nacer, pero lo que sí le va a traer es una enorme cantidad de beneficios en su desarrollo, haciendo que sea más curioso y con un potencial mayor para el aprendizaje, que sumado a una buena estimulación del medio ambiente en que se críe, lo ayudará a adquirir una mayor inteligencia.

Para que el bebé sea pianista, deberá haber un piano en la casa, alguien que lo toque constantemente y que lo haya tocado durante el embarazo… el sonido debe resultarle familiar y cotidiano al bebé; incluso, podría colocarse el moisés arriba del piano cuando lo ejecutan, y cuando el bebé comience a sentarse solo o a dentar, dejarlo que muerda las teclas o las aporree a gusto, sin censurarlo y dejándolo experimentar.

Todas estas condiciones no son indispensables, pero a menos que el bebé no viva una experiencia cotidiana, en primera persona y a temprana edad, difícilmente se pueda aventurar, siendo bebé, si el niño tiene o no habilidades musicales, o si va a ser en el futuro un eximio pianista.

Embarazo Desarrollo fetal