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Temporada de bronquiolitis

Si un niño o niña presenta dificultades para respirar hay que acudir al médico inmediatamente ya que puede ser bronquiolitis

Con la vuelta a la presencialidad en los colegios comienza inevitablemente la circulación de virus. Es fundamental, por lo tanto, no descuidarse y estar atentos a los síntomas que puedan indicar la presencia de los mismos.

El invierno y hasta la primavera es el momento de mayor circulación del Virus Sincicial Respiratorio (VSR), uno de los principales causantes de la bronquiolitis. Se trata de una enfermedad de fácil contagio y se transmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales. Los principales grupos de riesgo, nacidos prematuros de alto riesgo, con afecciones pulmonares y los niños con cardiopatías congénitas, tienen entre 4 y 5 veces más probabilidades de necesitar hospitalización por esta afección respiratoria. Por ello, si bien la circulación es menor en este contexto, es fundamental seguir tomando las medidas preventivas correspondientes dado que el VSR puede sobrevivir en superficies por periodos de tiempo prolongados .

El año pasado prácticamente no tuvimos casos de bronquiolitis en Argentina y que la circulación del virus fue reemplazada por la de COVID-19. Este año, al restablecerse el movimiento y la circulación pediátrica, es altamente probable que tengamos casos de VSR, influenza y otros virus respiratorios habituales. En este contexto tan particular puede ocurrir que, presentando alguna enfermedad respiratoria como bronquiolitis o neumonía, los niños a su vez se contagien de COVID. Por el momento hay pocos casos de coinfección pero, al aumentar la circulación, posiblemente empecemos a detectarlos.

Gracias a las medidas que se vienen tomando de prevención (uso de barbijo, distanciamiento), es posible que no sean tantos los casos en comparación con otros anteriores. Sin embargo, es fundamental conocer las recomendaciones generales para reducir la exposición al VSR :

•Impulsar y mantener la lactancia materna.

• Lavarse las manos. 

• Evitar la contaminación ambiental con humo (ya sea humo de cigarrillo u otros).

• Ventilar los ambientes

• Los niños menores de dos años no deben usar tapabocas

• Concurrir a los controles rutinarios con el médico.

• Cumplir el calendario nacional de vacunación y con las vacunas que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.

• Solo para los más vulnerables: cumplir con el esquema completo de inmunización pasiva.

 

Y  es necesario prestar atención a los principales síntomas :

 

• Mucosidad nasal.

• Tos, catarro.

• Respiración más rápida (taquipnea) y aumento de tos.

• Respiración ruidosa con silbidos (sibilancias).

• El niño se agita fácilmente.

• Hundimiento de las costillas al respirar.

• Dificultad para alimentarse o para conciliar el sueño.

• Piel azulada o muy pálida.

• Fiebre con temperatura mayor a 38°C.



Aunque no existe una vacuna para el VSR, una de las medidas que no debemos olvidar es la protección pasiva, mediante la administración de anticuerpos específicos (denominados científicamente anticuerpos monoclonales), durante la época estacional de circulación del virus. En nuestro país, el Ministerio de Salud de la Nación suministra la protección pasiva a toda la población que lo requiera (bebés prematuros y/o con cardiopatías congénitas), según criterios preestablecidos y, a su vez, la Sociedad Argentina de Pediatría actualiza periódicamente dichos criterios de uso para todos los pacientes. Es importante cumplir con el esquema completo, ya que actúa como un "escudo" para disminuir la incidencia, la internación y las complicaciones inmediatas y mediatas (sibilancias recurrentes, hiperreactividad bronquial y disminución de la funcionalidad respiratoria) en niños de alto riesgo.

 

Fuente: Télam y Garrahan

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