Pasar al contenido principal

¿Puedo usar repelente en el embarazo y durante la lactancia?

Sí, se pueden utilizar repelentes contra insectos durante el embarazo y la lactancia, siempre y cuando estén aprobados por el ente que regula este tipo de productos (en la Argentina es la Anmat).

Los repelentes están recomendados para protegerse contra las picaduras de mosquitos que pueden transmitir enfermedades como por ejemplo dengue, zika y chikungunya, y deben ser utilizados con precaución, siguiendo siempre las instrucciones indicadas en el producto y consultando al médico previamente, sobre todo en el embarazo y la lactancia.

En cuanto a los tipos de repelente, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), recomiendan repelentes que contengan ingredientes aprobados como DEET (hasta un 50%), picaridina, IR3535 o aceite de eucalipto limón.

Los productos a base de citronela son seguros para utilizar en el embarazo y la lactancia, pero el problema es que la protección que ofrecen no es duradera. En el contexto epidemiológico actual (a causa del dengue, zika y otras enfermedades transmitidas por mosquitos), la Sociedad Argentina de Pediatría desaconseja su uso debido a su baja eficacia.

Al utilizar repelentes, es importante leer las indicaciones de uso para saber con qué frecuencia hay que aplicarlo, porque de esto dependerá su efectividad en el tiempo.

Por otro lado, al utilizar protector solar, es importante colocar el repelente 10 minutos después para no interferir con su eficacia. No se recomienda el uso de un único producto que combine repelente de insectos y protector solar, porque el repelente, por lo general, no tiene la misma frecuencia de aplicación que el protector.

Para tener en cuenta:

  • Aplicar el repelente en la piel y/o la ropa expuesta (como se indica en la etiqueta del producto). No aplicar repelente debajo de la ropa.
  • No usar repelente sobre cortes, heridas o piel irritada.
  • No aplicarlo en ojos ni boca, y aplicar con moderación alrededor de las orejas. 
  • Al utilizar repelente en aerosol, no rociarlo directamente en la cara, aplicarlo en las manos y luego pasarlo por el rostro.
  • Utilizar suficiente repelente para cubrir la piel y/o la ropa expuesta. Aplicarlo por demás no ofrece mayor protección.
  • Al regresar del exterior, lavar la piel tratada con agua y jabón o bañarse. Esto es particularmente importante cuando se utilizan repelentes varias veces en un día o en días consecutivos.
  • No manipular alimentos después de aplicarse o aplicar un repelente sin antes haberse lavado las manos.
  • Lavarse bien las manos antes de dar el pecho.
  • Ante una erupción en la piel u otra reacción a partir del uso de un repelente, dejar de usarlo, lavar la zona que tenga repelente con jabón suave y agua y llamar a un centro de intoxicaciones para mayor orientación.