Pasar al contenido principal

Cómo cortar una relación y sobreponerse

¿Cuáles son los motivos que llevan a una pareja a separarse? ¿Cómo sobrellevar la ruptura? ¿Existe una “buena” manera de separarse? Cuando una pareja decide terminar son muchas las dudas, aquí algunas respuestas.

¿Por qué una pareja decide terminar?


Los motivos por los cuales dos personas pueden llegar a separarse son muy variados, pero se podrían resumir en tres, que de cierta manera son las tres necesidades básicas de una pareja: intimidad romántica (o pasión), apoyo y confianza, y compromiso. Existen otras causas por las que se puede romper una pareja, pero, generalmente, son superficiales, y la razón real, base de la ruptura, suele tener que ver con uno de esos tres motivos mencionados.

Teniendo en cuenta que las parejas tienen estas necesidades, los motivos por los que pueden romper, en líneas generales, coinciden con una o más de estas categorías, o con un desequilibrio entre ellas. Es decir, una pareja puede decidir terminar tanto por desacuerdos, por incomprensión en la vida pasional de uno o ambos, como por falta de apoyo y confianza de uno de sus miembros hacia el otro (o entre ambos); o bien, por no respetar las normas de compromiso que previamente se habían acordado. 

Los desequilibrios en estas tres esferas pueden dañar el funcionamiento de la pareja hasta el punto en que uno o los dos no se encuentren reconocidos o comprendidos en sus necesidades, y empiecen a tener pensamientos de que el otro no los cuida o no los quiere lo suficiente. A su vez, estos pensamientos propician un aumento de la tensión entre los miembros que se manifiesta con un aumento de las discusiones entre ellos. Finalmente, las discusiones aumentan aún más la tensión, haciendo que la pareja entre en un círculo difícil de romper, donde ya todas las interacciones entre ellos son negativas e incluso minan la autoestima de uno o ambos, lo cual disminuye el amor por el otro (a la vez que disminuye el propio amor). Finalmente la pareja se diluye como forma de recuperar la paz y regenerar la autoestima dañada. 

Sin embargo, y entrados en este punto, no todas las parejas se separan: hay algunas que siguen y siguen, manteniéndose en un círculo vicioso de malestar que va en aumento, incapaces de parar este malestar y, a su vez, incapaces de separarse. 

Lamentablemente, no existen señales específicas de que es necesario terminar, tiene que ser una decisión de las partes implicadas, y como decisión personal, intervienen gran cantidad de características diferentes en cada uno, que dependen de los valores, los aprendizajes, el amor propio y la capacidad de lucha. También entra en juego el valor que se le  da esa relación, qué es lo que se quiere y lo que no en la propia vida y de cómo esa relación ayuda a conseguirlo o no. 

Hay muchos tipos distintos de rupturas, tantos como personas y momentos diferentes. Uno de los valores más importantes para regir la propia vida es el respeto: el respeto a uno mismo y el respeto a los demás. 

Es posible romper con una persona desde el respeto, poder explicarle por qué no se quiere seguir con él o ella, sin ofenderla, simplemente explicando desde el sentimiento (que no se puede reprochar). 

Cuando la relación está desgastada existen tres opciones, aunque solo dos de ellas pueden llevar a un estado mejor en el futuro: es posible “dejarla como está”, con lo cual, es probable que en el futuro la relación vaya cada vez a peor; la segunda opción es repararla, mejorando aquello que se pueda mejorar, dándole nuevas ilusiones, más cariño, compromiso…  quizá, si es necesario pasando por un proceso terapéutico con el objetivo de conseguir restaurar la relación y salvar el amor que aún se conserva; la tercera opción es romperla. En este último caso es necesario prepararse para una ruptura dolorosa, porque aún hay sentimiento por la otra persona. Quizá también sea necesario el proceso terapéutico para intentar disminuir el dolor de la ruptura y que esta sea lo más civilizada posible. 


¿Cómo superar una ruptura?


En primer lugar existe un tiempo natural en el que tras haber dejado una relación, uno todavía no está preparado para iniciar otra. Esto es porque los pensamientos y los sentimientos aún se están reordenando, reubicando y asimilando todo lo que ha pasado. Dependiendo de cada persona, de cómo fue la relación y de cómo fue la ruptura, este tiempo será mayor o menor. Es por eso que es común, durante este lapso, sentir que uno todavía “permanece enganchado a su ex”. 

En este punto es importante respetarse a uno mismo, aceptar el duelo por la pérdida y entender que esa situación requiere un proceso y un tiempo de curación y reubicación. Solo en el caso de que ese tiempo nos parezca excesivo, o el sufrimiento, insoportable, se deberá acudir a terapia. Pero, por lo general, es un proceso natural ante la pérdida, que suele tener buena evolución por sí mismo. 

Hay personas que rompen con sus parejas con mucha facilidad, por motivos poco importantes, y que luego se arrepienten. Muchas veces, las parejas de estas personas aceptan este tipo de comportamiento y vuelven a admitir la relación. Generalmente, esto es un signo de inmadurez e impulsividad por parte de la persona que lo hace, o puede ser la manifestación de un problema de autoestima. Por ejemplo, puede que necesiten sentirse validados por los demás, y como no están seguros de que el otro puede quererlos, se separan, y luego vuelven. Es una forma de hacer daño y comprobar si realmente el otro sigue ahí. En el caso de la persona que perdona y vuelve a aceptar la relación en muchas ocasiones, esto puede ser signo de dependencia y baja autoestima. De todas maneras, este tipo de patrones es nocivo para ambos miembros, ya que impide el crecimiento como personas y como pareja. Si realmente se valora al otro, habría que pensar antes de actuar o hablar para no decir o hacer cosas de las que uno pueda arrepentirse, y para no hacer daño. 

La mayoría de rupturas son procesos de duelo: se ha perdido una relación que en algún momento se ha considerado importante. Aun así, muchas conllevan también ganancias: se gana libertad, y en el caso de relaciones poco sanas, es posible ganar autonomía, respeto hacia uno mismo, autoestima, etc. 

En todo lo que sucede en la vida hay aspectos positivos y negativos. De uno depende poner el foco de atención en unos u otros. Y esto es lo que va a determinar que se pueda sobrellevar una ruptura de forma menos dolorosa, dejando tiempo y espacio para las propias emociones, tanto positivas como negativas, y dándose permiso para sentirlas. También, perdonándose a uno mismo por aquello que se haya podido haber hecho mal, perdonando también al otro si hizo daño, y poco a poco ir centrándose más en las cosas positivas que se vayan encontrando.

Asesoró: Anaïs Cerrillo, psicóloga.