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El desarrollo en los varones

Al igual que las niñas, los varones pasan por muchos cambios en la pubertad tanto físicos como psicológicos.

En los varones la pubertad puede iniciarse entre los 9 y los 14 años de edad, etapa en la que los cambios son muchos y muy notorios, tanto a nivel físico como psicológico, y demarcan el final de la niñez.

A diferencia de las niñas, el desarrollo puberal en los varones dura más tiempo y por eso es muy común verlos tan chicos al lado de sus compañeras de grado.

Los cambios físicos más notorios a simple vista son la aparición en la piel de acné, comedones y seborrea en el cuero cabelludo, y el crecimiento de vello en las axilas y en la cara donde comienzan a aparecer de a poco la barba y los bigotes.

Más avanzada la pubertad se producen cambios en la voz, que hacen que los chicos desafinen por momentos sin poder controlarlo, y se da el conocido “estirón” (aumento de la estatura), que es mucho más notorio que en las niñas.

Alrededor de la mitad de los varones puede presentar crecimiento de manos y pies que puede venir acompañado de molestias o dolor local transitorio y que precede al crecimiento de la longitud de los miembros y el tronco.

Como la masa muscular continúa desarrollándose aún después del estirón, lo más recomendable es que los chicos eviten los ejercicios con aparatos y/o pesas hasta que su crecimiento se complete.

Pero antes de todos estos cambios y como primeros signos del comienzo de la pubertad en los varones, aparecerán nuevas características a nivel genital:

  • Aumento del volumen de los testículos
  • Aparición de vello pubiano alrededor y sobre la base del pene (este vello continuará creciendo hasta la adultez) 
  • Crecimiento del pene


Otra de las características de esta etapa son las poluciones nocturnas que se presentan en algunos varones en edad de desarrollo y que son escapadas involuntarias de semen que por lo general responden a algún sueño erótico.

Las poluciones se evidencian en muchos casos por manchas en la ropa o en las sábanas, pueden ocurrir con frecuencia o esporádicamente y algunos varones puede que no las tengan en ningún momento. Lo importante es saber que se trata de algo normal y que debe ser tomado como parte del desarrollo.

También es importante diferenciarlas de las eyaculaciones, que no son involuntarias y que están relacionadas con la masturbación y/o con las relaciones sexuales.

Esta etapa de desarrollo dura entre 4 a 5 años, al final de los cuales los varones alcanzan su estatura definitiva.

Más allá de los cambios a nivel físico, es fundamental que los varones sepan que una vez que mantienen relaciones sexuales con una chica y eyaculan o liberan espermatozoides pueden concebir, por eso es necesario una buena educación sexual que les de las herramientas para prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

Si bien no hay una edad determinada para hablarles sobre estos cambios, se aconseja charlar con ellos entre los 8 y 9 años, antes de que aparezca la producción de semen -que suele suceder entre los 12 y 13 años-.



Aspectos psicológicos


Los cambios físicos en los chicos vienen de la mano de cambios psicológicos relacionados con la necesidad de asimilar un nuevo cuerpo, distinto al anterior, y despedirse del niño que eran.

Por un lado, no todos los chicos se desarrollan al mismo tiempo, esto puede generarles angustia a los varones a partir de las comparaciones con los otros, miedos en relación a cuándo se van a desarrollar o ganas de que esto se produzca si el desarrollo se demora y ven que sus compañeros ya empiezan a tener cambios. Por otro, surge en ellos el interés por su desarrollo genital, por los órganos sexuales, aparece la masturbación como parte de esta exploración que va acompañada de fantasías, recuerdos o de imágenes con contenido erótico. También aparece la eyaculación como algo nuevo para asimilar y entender.

Los chicos pasan de ser niños a convertirse en adultos y esto también implica un cambio importante. Surgen las preguntas, la curiosidad sobre las relaciones sexuales, los chistes verdes, las charlas entre amigos sobre lo que sabe cada uno del tema, etc.

En esta etapa los amigos del adolescente ocupan un lugar muy importante para él y su vínculo con ellos se intensifica. El chico comienza a vestirse de manera similar a la de sus amigos, a compartir más momentos y charlas con ellos y a identificarse con ídolos del mismo sexo como forma de ir averiguando qué es ser un hombre.

Aparecen los ídolos musicales y los chicos comienzan a identificarse con cierto tipo de música. Es muy común verlos constantemente con los auriculares o escuchando a todo volumen música en su cuarto o con amigos.

 

Los padres y la pubertad


Para los padres se trata de una etapa difícil porque el adolescente comienza a rebelarse y a cuestionarlos. Esta rebeldía puede venir acompañada de una postura distante por parte de los chicos que ya no quieren que sus padres los abracen o les hagan mimos.

Por eso, como adultos es importante poder anticiparse a la llegada de estos cambios y hablar con los hijos de la proximidad de los mismos. Sea a través  del diálogo o ayudados por libros sobre el tema, los padres deben asegurarse de que sus hijos sepan que se producirán cambios en su cuerpo.

La función de los padres en esta etapa es responder a sus preguntas y dudas, respetar sus silencios y acompañar. También es conveniente hablar sobre la sexualidad, las formas de evitar un embarazo y las enfermedades de transmisión sexual.

Lo cierto es que el crecimiento de los hijos, ver que dejan de ser niños para convertirse en hombres, también genera un montón de emociones, dudas y temores en los padres. Por eso hay que saber acompañar a los chicos y acompañarse como padres en esta etapa que implica la despedida de la niñez.



Fuentes consultadas:  Dra. Débora Abolsky, pediatra;
Lic. María Paula Gerardi, psicóloga de niños y adolescentes;

Sociedad Argentina de Pediatría

 

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