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Cortarse o quemarse en la adolescencia: ¿a qué se debe esta autoagresión?

¿Por qué hay adolescentes que se cortan o se queman? ¿Qué hacer cuando le pasa a nuestro hijo?

Tal vez muchos padres no estén al tanto de esto, pero si les preguntan a sus hijos adolescentes lo más seguro es que ellos sepan algo acerca de quemarse o cortarse (conocido en inglés como “cutting”).

Autolesionarse en la adolescencia es una tendencia preocupante que incluso grandes estrellas del cine han confesado y que puede verse en algunas películas y en las redes, donde algunos adolescentes muestran cómo cortarse, quemarse, etc.

¿Qué lleva a un hijo a lastimarse así? Esta es una pregunta que enfrenta a los padres a un callejón sin salida y de la que pueden surgir las más variadas hipótesis y sentimientos (enojo, culpa, indiferencia, desesperación). Por eso es tan importante conocer acerca de esta tendencia, que puede aparecer en la adolescencia, de manera de contar con recursos para actuar si un hijo se autolesiona.

Adolescencia viene de “adolescer” que se relaciona con el tiempo de crecer como un proceso. Los cambios que se producen tanto a nivel físico como psicológico, deben ser procesados, comprendidos por el adolescente que está en medio de cambios y transformaciones en los que incorpora lo nuevo y resignifica lo anterior. Esto puede generar crisis y “desorden” que se manifiesta, según cada chico, de distintas maneras.

Una metáfora que puede ayudarnos a pensar en lo que le pasa a un hijo adolescente es la que plantea Freud cuando compara esta etapa con la “perforación de un túnel que se excava por sus dos extremos simultáneamente: por un lado el mundo infantil y por el otro el mundo adulto”. Atravesar este túnel implica una gran transformación.

Los padres y pares adquieren otro lugar en la vida adolescente, ahora, es muy importante para ellos pertenecer a un grupo donde constituyan nuevas identificaciones. Esto puede verse en su vida cotidiana, la vestimenta, las elecciones musicales, los cambios en el color de pelo, la elección de ciertas marcas de consumo, etc. Aspectos que de por sí pueden ir cambiando en distintos momentos.

En el caso de las autolesiones, la pertenencia puede llevar a un adolescente a tomar estas elecciones. De todas maneras es necesario pensar en cada chico y su historia particular para poder ver cómo resolver el conflicto.

 

¿En qué consiste la autoagresión?


Las autolesiones pueden tener distintas manifestaciones: cortarse, quemarse, morderse, arrancarse el pelo, rasguñarse. Son una manera de exteriorizar la angustia que, por distintas razones, sienten algunos adolescentes y que no pueden resolver por otros medios. Y aunque a veces se las relacione con una conducta suicida, no tiene que ver necesariamente con eso. 

El adolescente que se corta usa un objeto filoso (cuchillo, tijera, lima de uñas, lapicera, el filo de un sacapuntas, etc.) o un cigarrillo o fósforos para quemarse,  dejando marcas en su cuerpo. Por lo general, las zonas elegidas son las muñecas, los muslos, el abdomen o los antebrazos.

Hay chicos que suelen cubrir estas marcas superficiales colocándose pulseritas o ropa para taparlas e inventando excusas sobre cómo se lastimaron si alguien descubre las marcas y les pregunta. También hay chicos que no intentan ocultarlas e, incluso, las muestran para llamar la atención o como un pedido de ayuda.

Si bien esta tendencia a veces empieza como un impulso, es decir que no es algo premeditado, puede convertirse en una adicción producto del alivio que genera ante angustias de distinta índole. Pero como este “alivio” es pasajero, lleva a repetirla.

En este marco sería interesante pensar, como padres: ¿Qué nos quiere decir la autolesión? ¿Qué hay detrás de esa conducta? ¿Qué le sucede al adolescente que elige esta forma de exteriorizar lo que le sucede en lugar de otra?

 

¿Por qué lo hacen?


Hay distintos motivos que llevan a que un adolescente se autolesione. Puede tener que ver con emociones como el enojo, la frustración, la ansiedad y/o la tristeza que le resultan intolerables. Al no poder manifestarlas mediante la palabra, comienza a autolesionarse.

El dolor emocional puede ser difícil de procesar, explicar, comprender y aliviar para algunas personas, sobre todo en la adolescencia. Y cortarse, quemarse o autolesionarse de otras formas se suele hacer para reemplazar ese dolor emocional por uno físico. Es decir que hacerlo puede significar una sensación de alivio, al menos en ese momento, por saber de dónde viene el dolor ahora. Sin embargo, este alivio es pasajero ya que el problema emocional no termina con el corte, que solo produce una distracción momentánea. Por eso, en muchos casos reincidir, volver a cortarse una, dos, tres o más veces, es percibido como la “solución”. 

Entre las distintas razones de esta conducta se encuentran:


Sentirse rechazado, no estar conforme con el propio cuerpo, el fin de una relación, problemas con los padres, en la escuela, etc.

Pertenecer: por ejemplo, hay adolescentes que se cortan porque su novio/a lo hace, porque sus compañeros lo presionan a hacerlo, etc.

Depresión o problemas de salud mental: cortarse o quemarse muchas veces está vinculado con otros problemas más graves y profundos como la depresión, el trastorno bipolar, conductas compulsivas, estrés postraumático, otras adicciones como el alcoholismo o la drogadicción etc.

 

¿Qué hacer ante esta situación?

Puede resultar difícil descubrir de inmediato si un adolescente se autolesiona, porque en muchos casos los que lo hacen buscan maneras de ocultarlo y esto puede salir a la luz luego de mucho tiempo. Manchas en su ropa o marcas en las muñecas o antebrazo pueden ser algunas señales de alerta.

Hay ocasiones en las que el mismo adolescente se decide a contarlo para que lo ayuden, sin embargo, es normal que dude en contárselo a alguien por miedo a que no lo entiendan, se enojen, lo prejuzguen o tomen esto como un problema grave cuando él considera que no es “para tanto”.

También puede suceder que el chico se lo cuente a un amigo. Esto, por un lado, puede significar una carga para ese amigo, pero por el otro a veces es parte de la solución, ya que el amigo puede motivarlo a que deje de hacerlo.

Otra cosa que puede suceder es que este problema salga a la luz porque las autolesiones resultaron más graves de lo esperado y el adolescente necesita ser atendido en un centro de salud. Sin embargo, incluso en estos casos, el chico puede negar la situación y no dejarse ayudar. 

Si bien hay adolescentes que dejan de cortarse por decisión propia, en muchos casos puede ser difícil, porque para dejar de lesionarse el adolescente tiene que descifrar por qué lo hace, descubrir nuevas maneras de manejar situaciones problemáticas para él y regular las emociones que lo atormentan, y para esto es necesario que cuente con apoyo de la familia u otros adultos, escucha y, en muchos casos, ayuda profesional.

Al descubrir que un adolescente está autolesionándose es importante:

  • No juzgarlo ni enojarse por su conducta
  • Realizar una consulta con un profesional del ámbito de la salud mental que oriente a la familia y al adolescente. 
  • Manifestar preocupación en el sentido de interés por el adolescente.
  • Conversar sobre sus sentimientos y angustias, más allá de la autolesión. Incluso, compartir charlas cotidianas puede ser fructífero independientemente del hecho en sí.

 

Asesoró: Lic. Cecilia Kalejman, psicóloga
M.N.: 53794

Adolescentes Psicologia, educación y familia