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La tecnología y los chicos: ¿estamos dándoles malos ejemplos?

Cuando de tecnología se trata, predicar con el ejemplo también es la clave. Así como en otros aspectos cotidianos, los chicos imitan el comportamiento de sus padres en el uso del celular, las redes sociales, etc. y por eso es importante estar atentos y evitar los malos ejemplos como: 

  • Utilizar el celular u otro tipo de “pantalla” cuando no se debe: manejando, durante una comida en familia, en lugares donde hay que tenerlo apagado, etc. Para muchas personas, las pantallas se han convertido en objetos irresistibles, que hay que mirar o chequear continuamente, sin embargo, no suelen ser tantas las situaciones donde es realmente necesario hacerlo. Por eso, antes de utilizarlas indebidamente, vale la pena preguntarse si es urgente o si ese mensajito, llamado o mail pueden esperar y así preservar los momentos de encuentro, de charla, de mirarse a los ojos mientras se conversa y, también, prevenir accidentes.
  • Convertirse en un adicto a la tecnología: Si uno nota que Internet se ha convertido en una imperiosa necesidad, que ese jueguito que antes era un pasatiempo ahora ocupa varias horas del día, que bajó su rendimiento en el trabajo a causa de eso y que se pone mal humor, se angustia o siente ansiedad cuando no hay conexión, llegó el momento de actuar.


    Aceptar que algo anda mal es el primer paso para cambiar. Pedir ayuda a la pareja o a la familia para acortar el tiempo frente a las pantallas y, si esto no funciona, buscar ayuda profesional es parte del proceso de cambio ante una adicción que a muchos les cuesta reconocer como tal.
  • Descuidar la seguridad online: Antes, solo se trataba de actualizar el antivirus y la clave del mail, ahora, hay que estar atentos a las configuraciones de seguridad de los dispositivos y de las redes sociales. Por eso, si pasaron unos años desde la última actualización o directamente no se tienen en cuenta, es importante cambiarlas o renovarlas. Para no olvidarse y que no vuelva a pasar tanto tiempo, pueden acordar que toda la familia lo haga una vez al mes.
  • Ser agresivo o hacer “Bullying”: Muchos adultos, a veces sin darse cuenta, pueden convertirse en personas agresivas en la red, amparados por el anonimato o envalentonados porque no están frente a la persona que agreden. Sea por política, religión, deportes, etc. nunca están justificados los maltratos, y si se les enseña a los hijos a no agredir, ¿por qué los padres tienen derecho a hacerlo? Entonces, antes de entrar en una discusión que puede hacernos reaccionar mal, lo mejor es eludirla y, en todo caso, conversar personalmente al respecto, siempre anteponiendo el respeto.


Ser claros no solo con las palabras sino con los hechos es clave para que los chicos reciban el mensaje correcto, sin interferencias, sepan qué es lo que está bien y lo que está mal y actúen en consecuencia. Porque decir una cosa y hacer otra no logrará más que confundirlos. 

Es cierto que muchas veces se hace difícil cumplir con esta premisa, pero no hay que dejar de intentarlo. Y cuando un hijo remarque esos errores con frases como “¿Y por qué yo tengo que hacer esto si vos hacés todo lo contrario?”, es fundamental reconocer que tiene razón y cambiar de actitud. En el caso específico de la tecnología, se puede invitar a los hijos a avisar cuando vean que uno está, por ejemplo, usando demasiado el celular y así ayudarse mutuamente a “desconectarse” un poco sin enojos ni discusiones.

Aceptar un error, no tomar una actitud defensiva ante los hijos, reconocer los propios límites y hacer algo al respecto es parte de ser humano, y es una de las claves para que los hijos se sientan más cercanos a sus padres, confíen en ellos, puedan hablar de lo que necesiten y los respeten como tal. 


Asesoró: Lic. Alejandra Libenson (psicóloga, psicopedagoga y autora del libro “Los nuevos Padres”)

 

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