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Prematuros: controles después del alta

¿Qué controles se le deben realizar al bebé nacido prematuro una vez que es dado de alta?

La visión


Al momento del alta debe realizarse el Fondo de Ojo y el reflejo rojo gemelar. Aun no desarrollando Retinopatía del Prematuro (ROP) es necesario controlar al niño pretérmino y programar su monitoreo durante el primer año de vida (3, 6, 9 y 12 meses) para detectar otras patologías oftalmológicas en esta población: miopía, estrabismo, hipermetropía, etc.

Además del Fondo de ojo, el oftalmólogo puede solicitar el estudio Potenciales Evocados Visuales (P.E.V.) en caso de considerarlo necesario.

 

La audición


El estudio de la audición en el niño de alto riesgo debe iniciarse preferentemente antes de los 3 meses de edad. (Ley Nacional 25.415)

Si la pérdida auditiva es identificada precozmente se puede intervenir para que a los 6 meses (etapa del balbuceo imitativo) el bebé pueda contar con amplificación y comenzar con su normal evolución del lenguaje.

Métodos de pesquisa:

  • Actualmente se prefiere para la pesquisa universal el método denominado “otoemisiones acústicas” (E.O.A.). El procedimiento no produce ninguna molestia, es muy rápido (unos 3 minutos), no duele, es confiable y no necesita de una preparación especial del bebé.
  • Si se detectan alteraciones auditivas con el uso del E.O.A se propone reinvestigar con los Potenciales Evocados Automáticos (A – A.B.R. y A.L.G.O.) por su mayor especificidad, y si nuevamente el resultado no es normal deberá confirmarse mediante los Potenciales Evocados Auditivos de Tronco (P.E.A.T.).
  • Todos los pacientes en los que se haya detectado anormalidad deben ser enviados al fonoaudiólogo para completar su evaluación e iniciar tratamiento. En general, un niño con hipoacusia neurosensorial debe ser evaluado cada 3 meses durante el 1er. año, cada 6 meses durante el período preescolar, y anualmente durante la etapa escolar.
  • Después de los 2 años, el fonaudiólogo puede solicitar otros estudios como: timpanometría y audiometría convencional.


El lenguaje


Es deber del pediatra controlar el proceso de la comunicación y el desarrollo del lenguaje, conocer la normalidad, las distintas etapas del desarrollo, identificar signos y síntomas de retraso u anormalidad, solicitar las interconsultas apropiadas y organizar las intervenciones.

¿Qué se tiene en cuenta para diagnosticar trastornos del lenguaje?

a) Historia clínica teniendo en cuenta: antecedentes familiares, antecedentes socioculturales, antecedentes prenatales, antecedentes neonatales.

b) Examen físico del niño: descartar malformaciones buco-maxilares. Examen neurológico. Test de maduración para investigar las distintas áreas del desarrollo: Lira, Arancibia, Bayley, TEPSI, CATCLAMS.

c) Examen de la audición: potenciales Evocados, audiometría tonal y verbal o con condicionamiento lúdico, impedanciometría.

d) Interconsulta con neurólogo avezado en problemas de lenguaje.

Guía sugerida para la pesquisa de trastornos del lenguaje

  • Llanto excesivo después del tercer mes, que no se tranquiliza con voces familiares.
  • Ausencia de llanto o cualitativamente anormal.
  • Ausencia de contacto visual y sonrisa después del tercer mes.
  • Ausencia de vocalización en respuesta a la sonrisa del adulto entre los 3 y 6 meses.
  • Expresiones de disgusto al ser sostenido.
  • Falla en emitir consonantes en el primer año de vida.
  • Ausencia de risa, gorgojeo, sonidos, vocalizaciones.
  • Ausencia de comunicación gestual al año.
  • No responde a sonidos del medio.
  • Dificultad para localizar la fuente del sonido después de los 9 a 12 meses.
  • No responde a voces familiares durante la segunda mitad del primer año.
  • No responde a juegos interactivos (desaparición de la cara) al año de edad.
  • No nombra uno a dos objetos familiares a los 2 años.
  • Los padres refieren que el niño no entiende lo que se le dice, o demora mucho en entenderlo, al final del segundo año.
  • No aparecen palabras simples o no mejora su vocabulario en el segundo y tercer año.

Fuente: Guía de Seguimiento del Recién Nacido de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación.

 

Neurodesarrollo


Algunas de las alteraciones neuromadurativas pueden ser modificadas con intervenciones precoces.

Las evaluaciones neurológicas y psicomotoras deben realizarse considerando edad corregida.

Los principales objetivos de la detección precoz son el diagnóstico y la intervención tempranas.

Periodicidad: es recomendable realizar la primera evaluación después de un período de cuatro semanas en el hogar, lo cual permite al niño y a su familia recuperarse del estrés que acarreó la enfermedad y sus tratamientos, otorgando a ambos, el derecho a la convalecencia.

La permanencia en el hogar puede atenuar los efectos de la hospitalización. Generalmente esto coincide con el alcance de las 40 semanas de edad postconcepcional o término.

Este período también es válido para el recién nacido de término que requirió cuidados intensivos.

El control de la condición neurológica debe ser secuencial y recomiendan valorarla en cada consulta con atención especial a las 40 semanas, a los 3, 6, 9 y 12 meses de edad corregida; a los 18 y 24 meses durante el segundo año y luego anualmente hasta el ingreso escolar.

La interrelación de los datos que surjan de cada una de estas evaluaciones, permitirá decidir al profesional  si la evolución del pequeño paciente es adecuada o si existen desviaciones de la normalidad.

Evaluación en niños entre los 2 y 5 años: la vigilancia y el control del desarrollo neuromadurativo entre los 2 y 5 años de edad están dirigidos especialmente a la esfera social y a la adquisición del lenguaje más amplio y complejo.

En lo social, la autorregulación frente al medio y la interacción con el mismo, como por ejemplo compartir juegos con otros niños, con aumento creciente de la autonomía y las limitaciones, tanto externas como internas, que definen la dinámica de estas edades.

Los elementos del desarrollo a evaluar son: la adquisición de una atención selectiva, propiedades del espacio, así como orientación secuencial en el tiempo, el habla y el lenguaje (recibir, almacenar, memoria auditiva y uso expresivo); el desarrollo motor grueso y fino, la habilidad para conceptualizar, abstraer y deducir; para tolerar el estrés, la frustración, manejar su propio cuerpo (esfínteres, equilibrio) y manejar el dolor.

El control del neurodesarrollo es importante porque el potencial del niño no es el mismo durante todo el ciclo vital.

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